El sistema de protección de la línea general de alimentación (SPL) tiene como objetivo proteger la continuidad del suministro de un edificio frente a las sobrecargas provocadas por la recarga simultánea de vehículos eléctricos. Una sobrecarga sucede cuando la demanda de corriente de la instalación supera la capacidad para la que fue diseñada, lo que puede provocar un sobrecalentamiento en el cableado o el disparo de las protecciones. Este disparo corta el suministro eléctrico para evitar daños mayores, pero interrumpe la electricidad de todo el edificio. El SPL evita estos cortes y garantiza la continuidad del servicio.

Para lograrlo, el SPL reduce momentáneamente la potencia destinada a la recarga de vehículos eléctricos, consiguiendo que las protecciones no actúen cortando el suministro de la red al edificio. Esta reducción de potencia el SPL la puede obtener desconectando las cargas destinadas a los vehículos eléctricos o regulando la intensidad de recarga. De esta manera, cuando el consumo de energía del edificio es alto, los cargadores entregarán menos potencia a los vehículos eléctricos. Por el contrario, si el consumo de energía del edificio disminuye, los cargadores entregarán más potencia.

Para que el SPL pueda regular la potencia, es esencial, la comunicación entre el SPL, el punto de recarga y el vehículo. En la práctica, un SPL es un medidor que monitoriza la línea de suministro y envía las señales de control a los puntos de recarga. Debido a la necesidad de comunicación entre el punto de recarga y el vehículo, se deben utilizar los modos de carga 3 o 4, pues son los únicos que tienen esa capacidad.

La instalación del SPL solo es posible en instalaciones colectivas que sigan el esquema colectivo con un contador principal común (esquemas 1a, 1b y 1c), además es opcional instalarlo o no. Para realizar el dimensionamiento de la instalación y la previsión de las cargas destinadas a la recarga de vehículos eléctricos, si se instala el SPL, el factor de simultaneidad tendrá un valor de 0,3. Esto asume que no todos los cargadores funcionarán a su máxima potencia a la vez, con lo que la potencia prevista es bastante menor y el proyecto resulta más económico. Por elcontrario, si no se instala el SPL, este factor se considerará de 1,0, lo que significa que la potencia total prevista para la recarga será la suma de la potencia de todos los cargadores, lo que a menudo obliga a un costoso aumento de la potencia contratada del edificio.

En conclusión, el SPL no es solo un sistema de seguridad para evitar sobrecargas, sino una herramienta clave que hace viable y asequible la instalación masiva de puntos de recarga en edificios colectivos. Su implementación es una inversión inteligente que asegura la estabilidad de la red eléctrica, cumple con la normativa y prepara a los edificios para el futuro de la movilidad sostenible.